miércoles, 4 de junio de 2008

Un poco de historia presente

Opinión 27 Mayo 2008 - 8:16pm Los igualados
Por: José Fernando Isaza
LA PERSISTENCIA DE LA VIOLENCIA EN Colombia puede explicarla la siguiente hipótesis —la sociedad y en particular una parte de la clase política muestran elevados niveles de tolerancia frente al delito, en especial si éste puede favorecerlo electoralmente, o les permite apropiarse de ganancias indebidas—.
Al menos en los últimos 60 años un patrón histórico parece repetirse. Un segmento de la sociedad tolera la comisión de crímenes atroces, una parte de la clase política y dirigente mira para otro lado cuando hechos de violencia e irrespeto a los derechos humanos ocurren, no son pocos los grupos políticos que buscan sacar ventajas electorales recurriendo a los agentes de violencia. La ruptura de la sociedad y de la política con estos se da cuando los violentos piensan que la posición de simples subordinados no le es favorable e intentan entrar directamente a la vida política y social. En ese momento la sociedad y la clase política reaccionan y lo combaten. Una cosa es que los puedan utilizar y otra muy distinta que se sientan "igualados".En la época de la violencia mientras el Cóndor Lozano ayudaba a un partido matando sus opositores, a éste no le incomodaban las masacres. Cuando este asesino, pensó que era mejor actuar directamente en la política electoral y no sólo como sicario, se hizo incómodo y fue "dado de baja", es justo reconocer que a su entierro asistieron altos dirigentes del partido que lo utilizó.Cuando Efraín González, autor de no pocas masacres, decidió hacerse más visible, irrumpir en sociedad, se le dio de baja en un operativo que movilizó tanto Ejército y Policía como la que se empleó en la retoma del Palacio de Justicia. Carlos Ledher regalaba aviones a la gobernación del Quindío —hecho denunciado por Carlos Lleras—, construía lujosas posadas, tenía bajo su nómina a un sector significativo de la juventud quindiana. Su fin se produce cuando intenta crear un movimiento de una perversa mezcla nazi-andina, al poco tiempo se produce su extradición.Los Rodríguez Orejuela, mientras fueron banqueros, o propietarios de cadenas radiales, se les toleraban y no era inusual escuchar el absurdo argumento: "No son tan violentos como el cartel de Medellín". Como si para la sociedad un cierto número de crímenes fuera aceptable.
El fin del llamado cartel de Cali y el obligatorio receso de los políticos vinculados al proceso 8.000, hicieron, equivocadamente, pensar que la historia no se volvería a repetir. La parapolítica se encargó de mostrarnos cuán equivocados estábamos.Los paramilitares fueron estimulados, tolerados, utilizados con fines electorales y de "pacificación" de regiones estuvieran estas bajo control de la guerrilla o simplemente habitadas por campesinos a los cuales había que despojarlos de sus tierras para que no impidieran "la modernidad" de la agricultura comercial.Los crímenes, masacres, extorsiones, secuestros y desplazamientos de los 'paras' eran menos censurados que los mismos actos realizados por la guerrilla. Cínicamente se oía decir, ambas organizaciones son delincuentes pero los 'paras' son mejor vestidos y le dicen "señor" al hacendado. Mientras hacían política criminal eran recibidos en el Congreso y lejos de mostrar arrepentimiento exigían que se les agradeciera su guerra sucia contra la subversión y sus supuestos aliados así estos no tuvieran ninguna relación con la guerrilla.Su apoyo empieza a decrecer cuando deciden, no sólo ayudar a los políticos que los buscaban, sino intervenir directamente en política. Es bueno aclarar que "ayuda" significaba la eliminación física del oponente o desplazar al contrincante. Su extradición se acelera cuando intensifican el "ventilador" contra las instituciones que habían infiltrado.El rótulo de país paria que una parte de la comunidad internacional nos otorga, sólo será anulado cuando la política se haga sin armas, sean éstas de derecha, izquierda o de simple criminalidad. La parapolítica, la narcopolítica y cualquier forma de combinación con grupos armados deben ser desterrados y condenados.

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